JUNTA DE ANDALUCÍA

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Consejería de Educación

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miércoles, 11 de abril de 2018

COMENTARIO DE TEXTO SOBRE EPICURO

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TEXTO.
"Pues actuamos siempre para no sufrir dolor ni pesar, y una vez lo hemos conseguido ya no necesitamos de nada más (...). Por eso decimos que el placer es el principio y fin del vivir feliz. Pues lo hemos reconocido como bien primero y connatural, y a partir de él hacemos cualquier elección o rechazo, y en él concluimos cuando juzgamos acerca del bien, teniendo la sensación como norma o criterio. Y puesto que el placer es el bien primero y connatural, no elegimos cualquier placer, sino que a veces evitamos muchos placeres, cuando de ellos se sigue una molestia mayor. Consideramos que muchos dolores son preferibles a los placeres, si, a la larga, se siguen de ellos mayores placeres. Todo placer es por naturaleza un bien, pero no todo placer ha de ser aceptado. Y todo dolor es un mal, pero no todo dolor ha de ser evitado siempre. Hay que obrar con buen cálculo en estas cuestiones, atendiendo a las consecuencias de la acción, ya que a veces podemos servirnos de algo bueno como de un mal, o de algo malo como de un bien".
EPICURO, Carta a Meneco.
COMENTARIO. 
En este texto se plantea el tema de la felicidad. 
Epicuro, como todo hedonista, considera que la felicidad consiste en el placer. De ahí la primera idea fundamental de este texto "el placer es el principio y fin de la vida feliz". La ética de Epicuro es una ética teleológica ya que considera que el bien consiste en alcanzar un fin: la felicidad. Y cree que esta consiste en algo concreto: el placer.
Pero Epicuro no cree que sea válido cualquier placer "no elegimos cualquier placer". A Epicuro no le valen todos los placeres, sino que siempre buscará los placeres más duraderos y antepondrá siempre los placeres intelectuales a los sensibles por la sencilla razón de que los placeres sensibles son efímeros y él siempre va a buscar lo que permanece en el ánimo, el placer que se instala en el ánimo y nos produce una sensación de serenidad o ataraxia.
Y para lograr ese estado, a veces hay que soportar dolores pasajeros, porque aunque por dolor se entienda un mal "no todo dolor ha de ser evitado siempre". Imaginemos que mañana nos examinamos de Filosofía y nos jugamos aprobar o suspender la asignatura. Imaginemos que, por desafortunada coincidencia, esta noche se presenta una fiesta en la que estoy segura de encontrar a las personas que más deseo ver en estos momentos y a las que no veo desde hace tiempo. ¿Qué debo hacer? 
Puedo decidir ir a esa fiesta aún a riesgo de suspender la asignatura o puedo privarme de la fiesta para asegurar mi aprobado. 
Si nos dejáramos llevar por la búsqueda del placer del instante, sin lugar a dudas iríamos a esa fiesta y nos convenceríamos con argumentos tales como "solo se vive una vez", "carpe diem" o similares. Pero lo cierto es que, si suspendo ese examen, me voy a pasar un verano angustiada en el que no dejaré de arrepentirme por haberme dejado llevar por un impulso momentáneo. 
Por el contrario, si acepto el dolor que me supone privarme de esa fiesta, seguramente aprobaré y me pasaré el verano agradeciendo mi capacidad de autocontrol, porque un verano entero dura mucho más que una fiesta y es mucho mayor el tiempo de goce que el de sufrimiento. Esta sería la opción de Epicuro porque cree que "no todo placer ha de ser aceptado".
De ahí que lo importante para un buen epicúreo sea saber calcular los placeres, valorando las consecuencias de cada uno: "Hay que obrar con buen cálculo, atendiendo a las consecuencias de la acción".
 

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