JUNTA DE ANDALUCÍA

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Consejería de Educación

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jueves, 26 de mayo de 2016

COMENTARIO DE TEXTO PARA 1º BACHILLERATO

 

"A menudo se oye a ciudadanos de países democráticos alabar a un hombre político por su astucia, su arte para embaucar a la opinión pública y en engañar a sus rivales. En cierto modo, es como si los clientes de un banco plebiscitarán al director por sus talentos como ratero. La democracia no puede vivir sin la verdad, el totalitarismo no puede vivir sin la mentira. La democracia se suicida si se deja invadir por la mentira; el totalitarismo, si se deja invadir por la verdad:"
JEAN_FRANÇOIS REVEL, El conocimiento inútil

Tenemos ante nosotros un texto en el que Revel argumenta sobre el fundamento de la democracia. 
Para este autor, la democracia debe fundamentarse en la verdad; es decir, en la honestidad de los políticos. El totalitarismo, por el contrario, se basa en la mentira, en el engaño, en la manipulación. Un líder totalitario necesita engañar al pueblo para mantenerse en el poder, porque eso es lo que le interesa, porque el totalitarismo no busca el interés general sino el interés de quienes detentan el poder para perpetuarse en él. Un líder totalitario no cuenta con el respaldo popular, porque su poder se ejerce de espaldas a la ley y sin la aprobación del pueblo. Por eso, para no fracasar, para no provocar el levantamiento popular, el jefe totalitario tiene que engañar, embaucar, manipular.
En una democracia, en cambio, el pueblo ha depositado su confianza en unos representantes para que estos gobiernen y decidan en su nombre. Si estos gobernantes engañan, defraudan o decepcionan, el pueblo tiene el poder de retirarles el voto y es por eso que la democracia se suicida si se deja invadir por la mentira.
Sin embargo, en ocasiones, asistimos a una degradación de esa honesta forma de gobierno que ha de ser la democracia porque los ciudadanos confundimos lo que debe ser la inteligencia política y anteponemos la astucia a la honradez. Creemos que, cuanto más éxito alcanza alguien a costa de los medios que sea, más inteligente ha sido. Es, como dice el autor, como si consideramos que un banquero es mejor banquero cuanto más roba a los ciudadanos. ¿Qué ciudadano inteligente depositaría su dinero en un banco a sabiendas de que el banquero le va a robar? ¿Qué ciudadano culto e inteligente depositaría su voto en las urnas a sabiendas de que el político al que vota le va a traicionar? Sin embargo, es como si nos gustara que nos engañen, que nos traicionen. Eso explica por qué tantas veces líderes corruptos, traidores y deshonestos vuelven a ser votados por el pueblo. Y eso explica también por qué muchas veces las democracias se acaban convirtiendo en totalitarismos. Porque, como concluye el autor, desde el momento en que la honradez, la verdad y la lealtad al pueblo que los eligió deja de ser la guía de estos gobiernos, estos acaban muriendo como tales y dejan de merecer el honorable calificativo de demócratas.

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